miércoles, 9 de febrero de 2011

CAPÍTULO UNO

- ¡Óscar!- me levante de un salto con el grito de mi madre- vas a llegar tarde a tu nueva escuela.
- Ya voy mamá…- me asomé a la ventana y observé que estaba nublado. Me levanté sin muchas ganas de salir de casa, sin embargo tenía que hacerlo, no quería decepcionarla.
Cuando salí del piso empezó a llover y a nublarse del todo, no se veía ni a tres palmos de distancia. La escuela estaba a varios kilómetros  y llegué bastante empapado. Conseguí arrimar mi moto bajo un techito que conseguí ver. Los alumnos me miraban, era como la nueva atracción de este aburrido lugar.
- Usted debe ser Óscar Rivero, sígame para enseñarle su nueva clase.
Le seguí obediente por un largo y oscuro pasillo hasta una pequeña aula. Entré en silencio, me presentaron y me senté. Oía sin escuchar y veía sin mirar. No podía pensar en otra cosa sino en buscar trabajo para ayudar a mi madre económicamente y buscarnos un nuevo hogar, algo más acogedor y sin visitantes nocturnos.
Era la hora del almuerzo, hora en la que todos se sientan con sus amigos y compañeros de clases.
- Tú eres el nuevo ¿no? Siéntate aquí y así no estarás comiendo solo- me dijo una chica de pelo largo, rizado y rojizo, con ojos verdes y labios rellenos. A su lado había otra chica de pelo cortito, liso y negro, ojos grandes y marrones y un chico de pelo corto marrón oscuro, de ojos tristes y aspecto robusto.
- De acuerdo- contesté de forma automática. Me senté y noté todos los ojos mirándome.
- Bueno, cuéntanos algo de ti- dijo la chica de pelo corto.
- De acuerdo-  no estaba  como para afirmar de otra manera- me llamo Óscar Rivero, tengo 17 años… vivo con mi madre y bueno… tengo una moto, una Honda CBR.- ahora sí que no me quitaban la vista de encima.
-  ¿Te refieres a la moto que estaba debajo de un saliente? Había un chico con una palanca por ahí cerca…
Me levanté de un salto y salí corriendo en dirección a la moto. Me vi al chico intentando quitarle algunas piezas del motor y, cuando se dio cuenta  de que me acercaba, era demasiado tarde. Me abalancé sobre su espalda y lo cogí del cuello. Me quitó el brazo y se dio la vuelta, le di un puñetazo en la boca del estómago y lo lancé contra el muro. Le golpeé la cabeza contra el duro cemento cuando noté unos fuertes brazos cogiéndome de los hombros. Me di la vuelta enfurecido y me vi al grupo con el que me senté en la comida…ahora que lo recuerdo, no me dijeron sus nombres. El chico me apartó y me dejó inmovilizado y, aprovechando que estaba en ese estado, el herido salió medio arrastrándose por dirección contraria a mí.
- ¿Pero te has vuelto loco?- me dijo la pelirroja- ¿qué estabas haciendo?
- Ese tío me estaba saboteando el motor- dije aún enfurecido. No me hizo caso cuando intenté arrancarla.
Genial, ahora tendré que ir caminando varios kilómetros.

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